jueves, 29 de agosto de 2013

Argentina: único representante hispánico en Feria del Libro de Beijing

En la 20° Feria del Libro de Beijing que comenzó este miércoles, Argentina es el único representante de la literatura hispánica. El país ya participó de la edición 2012, y regresó este año con una cifra mayor de editoriales (generales, universitarias y de formatos electrónicos) y de oferta (libros en áreas como ficción, historia, política, literatura infantil, fotografía, teatro, entre otras). El certamen reúne a más de dos mil empresas del sector procedentes de 76 países, y se desarrolla en un pabellón de más de 10 mil metros cuadrados.

"La idea en estos dos primeros años es conocer el mercado editorial chino. Desde nuestra mirada muy lejana, se trata de empezar a transitar un camino para poder vender los derechos de edición argentinos en China", explicó Agustina Peretti, vocera de la Agencia de Promoción de Exportaciones de Argentina.

Además de contar con un espacio expositivo más grande que el año pasado, el país organizará conferencias académicas y encuentros empresariales entre editores chinos y argentinos para explorar posibles oportunidades de negocio.

Para facilitar los acuerdos y lidiar en las negociaciones sobre el coste de la traducción, la delegación presenta también el PROSUR, un programa del Gobierno Argentino que subsidia el coste de la traducción de libros de literatura del país.

El coordinador del PROSUR, Diego Lorenzo, indicó que "a veces un libro no puede ser publicado debido a que el coste de la traducción es demasiado alto. Nosotros queremos que esto no sea un obstáculo".

Con la ayuda de este programa, el año pasado se logró la traducción de la novela La pregunta de sus ojos, de Eduardo Sacheri, y ahora se busca, entre otras propuestas, que se haga lo propio con El Eternauta, de Héctor Oesterheld.

Además, también se buscará traducir más obras de Julio Cortázar, cuya principal obra, Rayuela, ya se editó en mandarín el año pasado.

La BIBF es la feria más importante del sector en un país con un mercado de unos 900 millones de potenciales lectores que demandan cada vez más títulos internacionales, lo que lleva a las editoriales locales a internacionalizarse año tras año.

En este sentido, el presidente de la red de editoriales de las Universidades Nacionales de Argentina, Carlos Gazzera, aseguró que se trata de un mercado enorme y que, "teniendo en cuenta que el español es una lengua de una comunidad global, las posibilidades trascienden la frontera de un país".

"Es un trabajo complejo y a largo plazo, pero sin duda importante a explotar para la Argentina", añadió.

La organización espera que decenas de miles de personas asistan al evento este año, que se prolongará hasta septiembre, unos días en los que los proveedores de contenidos, los editores y comerciantes de libros digitales presentarán sus novedades para atraer a un público que crece a un ritmo del 25 por ciento cada año.

Fuente: TeleSur

Enlace a la Feria del Libro de Beijing (BIBF, por sus siglas en inglés).

martes, 27 de agosto de 2013


Sobre algunas editoriales independientes

Para conocer un poco sobre los objetivos y la fundamentación en la gestión de las editoriales independientes. Se relaciona un poco con la charla de Leandro de Sagastizabal en la que, entre muchas otras cosas, contaba sobre la importancia de conocer la perspectiva de una editorial. En realidad él abordó ese tema a partir de las pautas a tener en cuenta para la investigación de una editorial, desde su documentación (actas, catálogos, estatutos, etc.) De todos modos creo que este artículo puede ser de utilidad al momento de encarar el proyecto grupal, para entender un poco más sobre las intencionalidades y deliberaciones ante la publicación de un título, género, o colección en particular. Conocer las cualidades que las diferencia y las identifica.

Las editoriales independientes nos abren sus puertas

Diez editores de prestigiosos sellos llamados “pequeños” por no ser los sustentados por grandes grupos editoriales, les cuentan a los lectores de La balandra cuáles son sus proyectos y objetivos, a qué autores han editado o están por editar, y qué buscan en un nuevo narrador a la hora de sumarlo a su catálogo. Una buena opción para los autores que quieren debutar en el mercado.
En nuestro primer número salimos a preguntarles a los responsables de casas editoriales (desde las más grandes a las más pequeñas) qué podían aconsejarle al autor que quiere publicar su primer libro. En sus respuestas muchos editores recomendaban prestarle especial atención a las editoriales independientes. Así nació la nota que aquí presentamos, que busca ofrecer a los lectores un panorama de los muchos sellos argentinos que hoy están publicando narrativa en el mercado. Sin embargo, esta búsqueda nos hizo arribar a una enorme cantidad de editoriales, con un abanico de propuestas tan amplio como diverso, sobrepasando, así, ampliamente nuestro propósito inicial (y las páginas destinadas a la nota). Se imponía una selección, no por mérito, sino por diversidad. No pretendemos, entonces, ser exhaustivos, sino dar un muestreo de la variedad de opciones abiertas a los autores. Quedan, para el que esté interesado en el asunto, un sinnúmero de otras editoriales prestigiosas, que hacen día a día una apuesta fuerte y seria a la ficción, sellos del calibre de Beatriz Viterbo, Bajo la luna, Adriana Hidalgo, La Bestia Equilátera, El Cuenco de Plata, Alción, y tantas otras ya reconocidas por su catálogo, así como también la enormidad de editoriales que, con todo esfuerzo y compromiso, van armando el nuevo mapa de la publicación de narrativa en Argentina. Quedará entonces la invitación a que cada lector continúe esta búsqueda, se sumerja en este mar extenso de posibilidades que asoma en la web, en librerías, en catálogos como el de Opción Libros o en la Feria de Editoriales Independientes. Vale la pena el intento.
ETERNA CADENCIA
POR LEONORA DJAMENT
Eterna Cadencia piensa su colección de ficción como una puerta abierta a las escrituras del presente. Pero por “presente” no entendemos necesariamente lo actual, lo que está de moda o sucediendo ya mismo, sino que también hace mención a otras escrituras que han quedado en el olvido, pero que hoy cobran relevancia por distintos motivos.
Las escrituras que nos importa publicar son aquellas que digan algo respecto del mundo, de la lengua que es interrogada por esa ficción, de los conflictos y tensiones que nos atraviesan. No nos interesan las ficciones que se respaldan en cómodas estructuras genéricas o que retratan “la vida tal cual es”, “la realidad”, “la historia”, porque creemos que, a partir de un trabajo muy específico y concreto con el lenguaje, cada texto arma un mundo –más allá de los deseos del autor–, con una lógica propia, que nada tiene que ver con la del “mundo real”.
En nuestra colección de ficción publicamos escritores de lengua extranjera y, sobre todo, latinoamericanos. Buscamos tanto escritos con una obra importante publicada como nuevos autores: de hecho, nos proponemos publicar dos autores inéditos por año. Dentro de los autores ya publicados hay plumas tan diversas como Margo Glanz o Juan Martini, Miguel Vitagliano o Mario Bellatin, Hernán Ronsino o Gabriela Cabezón Cámara. Vale una mención especial a los más jóvenes de nuestro catálogo: Vera Giaconi y Matías Capelli, con uno y dos libros publicados en su haber, respectivamente. Tanto Vera como Matías nos cautivaron, por el modo de construir sus personajes, a través de la sequedad y aspereza de la sintaxis en un caso y por el cuidadoso trabajo con la prosa en el otro.
Esperamos que nuestro catálogo sea un amplificador de las escrituras del presente.
editorial@eternacadencia.com.ar / www.eternacadencia.com.ar
BLATT & RÍOS
POR DAMIÁN RÍOS Y MARIANO BLATT
Blatt & Ríos se dedica a publicar narrativa contemporánea. Hacemos tiradas pequeñas e imprimimos por demanda, lo que significa que nuestros títulos no se agotan. Tenemos distribución en alrededor de veinte librerías de Buenos Aires, Rosario y Santa Fe. También editamos ebook y lo comercializamos en Amazon y otras plataformas de venta online. Firmamos contratos no exclusivos: el autor tiene libertad de publicar su trabajo en otra editorial. Nos gusta mucho la narrativa y la poesía latinoamericana. Recibimos originales, pero a la mayoría de los libros que publicamos los salimos a buscar nosotros. No estamos esperando sentados en nuestras casas a que los escritores se nos acerquen: al contrario, investigamos, preguntamos, leemos revistas y blogs, recibimos recomendaciones de amigos. Nos gustan Aira, Cohen, Fogwill, Uhart, Libertella, los Lamborghini, Bizzio, Durand, Desiderio, Cucurto, Casas. A algunos de ellos los hemos publicado en Blatt & Ríos o anteriormente, en otras experiencias editoriales. Te recomendamos que leas algo de ellos antes de contactarte con nosotros o que al menos te consigas algún libro nuestro. Así como es feo que no te lean en las editoriales, también es feo recibir material de alguien que evidentemente no se preocupó por saber qué pensamos de la literatura. Y esta nota no alcanza para dar cuenta de eso. Cuentos, novelas, autobiografías o lo que sea, no nos fijamos mucho en los géneros. Nos interesa que los libros nos interpelen, nos hagan pensar, nos diviertan, que sean frescos, que abran el juego antes que cerrarlo. Desconfiamos de la perfección o creemos que la perfección le conviene más a la ingeniería que a la literatura, aunque podemos discutirlo. Preferimos que sobren adjetivos (en todo caso los sacamos nosotros) antes que que falten. Nos gusta el exceso y la imaginación desbordada. Pero claro, nos gusta la precisión. Odiamos los giros periodísticos (de movilero de canal de tele) en los textos literarios y odiamos las traducciones españolas, sobre todo los atentados al oído latinoamericano de los que es culpable la editorial Anagrama. No creemos que Raymond Carver sea mejor escritor que Ricardo Zelarayán, más bien al contrario, sólo que Zelarayán fue entrerriano y Carver, no. Creemos que Argentina es un país tilingo, aunque amamos nuestro país. A título personal, creemos que Proust ya lo escribió todo, aunque sobre todo nos interesa que sigan probando.
damianrios@hotmail.com
INTERZONA
POR GUIDO INDIJ
Hace poco más de un año encaré el reto de rescatar a interZona de su crisis económica y seguir construyendo un catálogo que fue moldeado por destacados editores como Edgardo Russo, Damián Ríos y Damián Tabarovsky. Mi gestión no presupone ser una tarea fácil para un editor experimentado en áreas distintas a la literatura, pero sí un desafío aceptable para quien ha construido por más de veinte años coherentes catálogos de fotografía, arte, ensayo, poesía, como es mi caso.
La pregunta que me hice al asumir el desafío fue: ¿qué es interZona? Y sigo preguntándome: ¿qué tiene de particular este catálogo? Y así como Agustín de Hipona sabe perfectamente qué es el tiempo, pero no puede explicarlo cuando se le preguntan, tanto yo como los libreros y los lectores reconocen a interZona como una zona muy particular de las letras. Su identidad editorial se autoimpone y señala el rumbo de mi trabajo. En los últimos meses –así como en los próximos–, el equipo editorial que conformo con Mariel Mambretti esta comprometido en el rescate, rediseño y reedición de gran parte del catálogo de obras fundamentales y ya agotadas (Fogwill, Aira, Pinedo, Cucurto, Bizzio, Bermani, Villoro, Diederichsen, Laiseca, Umpi). Al mismo tiempo, estamos lanzando nuevos títulos de nuestros autores (Villoro, Cohen, Martínez Estrada, Bizzio); y de nuevos autores que se irán sumando al catálogo: consagrados algunos (Caparrós, Chitarroni, Chejfec, Magnus), noveles otros (Robertita, Bertorello, García Yazlle, Dessal, Vanoli), ya que no queremos descuidar el rol que siempre ha tenido iZ en el descubrimiento de autores noveles Paralelamente hemos preparado distintas antologías temáticas, preparadas por Drucaroff, Maqueira y Terranova. Y este mismo mes lanzamos Historias de Hotel, fruto de la Residencia Creativa interZona en el LlaoLlao de la que han participado Carrera, Magnus, Nielsen, Chejfec, Robertita y González Amer.
www.interzonaeditora.com/originales
FACTOTUM
POR ANDREA STEFANONI
Factotum proyecta difundir la voz de los autores jóvenes que narren su tiempo y su espacio. La búsqueda se concentra en los tonos, en textos pulidos que la editorial acompaña en su mejora, en cada paso del proceso de edición y corrección. Factotum pretende que el escritor obtenga sus primeros pasos en la edición de sus textos y se sienta preparado para continuar en la senda, motivado, y con la experiencia de trabajar en equipo dentro del mundo editorial para que sus textos futuros se presenten con la misma fuerza en muchos otros espacios. Que sea el lugar donde aprenda lo que las grandes casas de edición no pueden, por sus lógicas, enseñar.
Factotum aspira a encontrar disparadores de lectura y de escritura que absorban a un público joven, tanto en narradores como lectores, y que se sitúe como piso, como plataforma de despegue de ambos extremos, narrador–lector. Hacer fuerte hincapié en utilizar para fines literarios las redes sociales y el juego de pertenencia dentro, siempre, de la idea de “contar su tiempo”. Principalmente, que los nuevos en las artes de la escritura se acomoden en el juego profesional que, entendemos, sienten lejano y falto de oportunidades.
Que se abstengan los que traigan cartas de recomendación. Sencillo: el texto es lo que cuenta. Del resto nos ocupamos nosotros.
factotumediciones.blogspot.com
OUTSIDER 
POR ENZO MAQUEIRA
Outsider nace con el objetivo de tender un puente entre dos mundos: el de la literatura oficial y el de la literatura marginal (el lector sabrá tomar ambas clasificaciones con la precaución necesaria). La idea es que los autores premiados, reconocidos o exitosos acompañen a escritores inéditos a dar sus primeros pasos. Tal acompañamiento puede adquirir muchas formas, desde el apoyo moral hasta la producción de un libro en conjunto, pasando por compartir lecturas, reseñas en medios y –vino mediante– alegres reuniones de fin de año.
Como toda editorial independiente, avanzamos de a poco. Eso significa que recibimos material, lo leemos, lo analizamos y por lo general encontramos muy buenos textos, pero no siempre podemos darles el lugar que se merecen. En poco más de un año, editamos tres títulos: una antología de relatos y poemas en la que conviven escritores con modelos, músicos, arquitectos y señoras de barrio que escriben; el libro doble que incluye las novelasLos zumitas/ El silencio del río, de Federico Jeanmaire y del hasta entonces inédito Juan Martín Guastavino; y la Antología Outsider II, que combina cuentos de autores de trayectoria, con jóvenes de la nueva narrativa y outsiders del mundillo editorial. Para el futuro, tenemos proyectado otro libro doble y un viejo anhelo de reunir autores argentinos con escritores de países latinoamericanos. Y nos gusta escuchar propuestas.
www.eloutsider.com.ar / ediciones.outsider@gmail.com
ENTROPÍA 
POR SEBASTIÁN MARTÍNEZ DANIELL
El azar, las impredecibles afinidades estéticas, la valoración de los textos en su particularidad y al margen de las nomenclaturas, las divergencias razonadas y las coincidencias intuitivas entre los cuatro editores responsables de Entropía… Todo eso, y algunos elementos más, van configurando la forma dinámica y algo caótica de una criatura parecida a un criterio editorial, que nació allá por 2004. Un criterio sustentado en las lecturas de cada uno de los integrantes de la editorial, que comprenden un espectro más o menos amplio de tendencias y tradiciones literarias. Un criterio que se aplica sobre obras que nos llegan, la mayor parte de las veces, de manos de autores sobre los que ignoramos todo, y otras contadas veces, sobre proyectos que implican a autores que ya conocemos por sus trabajos anteriores.
Como resultado de ese proceso incierto y gozoso, ha ido creciendo un catálogo que algunos juzgan coherente o que, por lo menos, ha iniciado un camino en busca de cierta identidad. Sopesar cuándo es el momento de reafirmar, quebrar o forzar la mutación de esa identidad es el trabajo que intentamos realizar cada vez que evaluamos un manuscrito, consideramos una propuesta o pergeñamos un proyecto de publicación que engrose la nómina de los títulos que editamos. Nos caracterizamos por leer manuscritos y descubrir nuevos escritores, pero además, nuestro catálogo cuenta con obras como la correspondencia y el teatro reunido de Puig y el diario de filmación de Fitzacarraldo de Werner Herzog.
www.editorialentropia.com.ar
PÁNICO EL PÁNICO 
POR MARINA GERSBERG Y LUCIANO LUTEREAU
Pánico el pánico es una editorial independiente nacida en Navidad de 2009. Su nombre surge una frase de El Pop Art (1967) de Oscar Masotta: “Los pánicos de una cultura visitada y atormentada por el peligro de convertirse en naturaleza”, que resume nuestra política editorial y el modo en que concebimos avanza la literatura contemporánea, asediada por el realismo y la degradación del escritor en “autor”.
Publicamos tres colecciones en formato de bolsillo: Narrativa Salvaje (cuentos y nouvelles), Proyecto Ansiedad (poesía), Ensayos Trash (ensayos). Nos interesa rescatar el carácter fluyente de la escritura, y la experiencia literaria como una actividad colectiva y de encuentro festivo. El libro es sólo una forma de plasmar ese movimiento.
Actualmente estamos lanzando una nueva colección de novelas, con el nombre de Potlach, que expone nuestra visión del Bicentenario, que preferimos interpretar en función de una lectura a contrapelo de la década del ’90, al confrontar la vieja oposición “civilización y barbarie” en “pizza con champagne”. La experiencia del Potlach, como don que rechaza el intercambio, es la inversión del significante de una época: convertibilidad.
Primeros cuatro títulos de Potlach: Los años felices, de Sebastián Robles; Cómo no pensar en mí, de Matías Pailos; La última de César Aira, de Ariel Idez; Literatura argentina, de Pablo Farrés.
panicoelpanico@gmail.com / www.panicoelpanico.com.ar
MILENA CASEROLA 
POR MATÍAS RECK
En Milena Caserola publicamos nueva narrativa, nueva poesía, nuevo ensayo, nueva investigación. Entendiendo nueva o nuevo como una mirada hacia atrás, a lo que ya se hizo, miramos los noventa y su “rescate” de los barrial, lo cotidiano, lo naif, y nos paramos en el barrio digital, precario, marginal, trash y romántico, hiper-virtualizado. Textos en tiempo real, fragmentarios, que rompen en serio, hasta no tener visibilidad. Escritura que desmaterializa la lengua, defconlatino, oralidades que parecen ser el eco de revoluciones tecnológicas de otra era, volviendo a la piedra, a lo arcaico, a lo barroco, con una velocidad y un equilibro en mapa de bites.
Milena Caserola está co-editando, participando, estando, con )el asunto(, en la FLIA, feria del libro independiente y publicando con La Periférica. En narrativa, nueva y posperonista, cuatro autores: Unamuno, Maqueira, Soifer, Sebakis. Literatura palindrómica con Nemirovsky, Tangos con Mauricio Marelli. En teoría-investigación, El Otro Marx de Oscar del Barco, Vías Argentinas, H. González, Rozitchener, Rodeiro, Bril. Las clases de Oscar Masotta rescatadas por Teodoro Lecman. La Recta Final de Ricardo Becher. El batido de trolo de Naty menstrual. Ioshua, Klaudia con K.
Siempre estamos abiertos a nuevos escritores, la editorial es vuestra.
www.milenacaserola.blogspot.com / www.elasunto.com.ar
CONEJOS
POR ARIEL BERMANI
Conejos surge a fines de 2010, con la coordinación editorial de Facundo R. Soto, Bruno Szister, Paula Brecciaroli y mía. En mayo de 2011 lanza sus primeros cuatro títulos: Ciertas chicasJuego de chicosYo quería ser astronauta y Brasil. Es una editorial que propone abrir nuevos espacios en el panorama actual de la literatura, presentando un conjunto de obras con una prosa fresca, que mezcla la plasticidad de la escritura y la profundidad de las sensaciones; historias que se leen rápido y, que, al mismo tiempo, dejan su marca de intensidad. Conejos es un sello independiente que publica ediciones que se caracterizan por los detalles: portadas ilustradas por valiosos artistas contemporáneos, libros que tienen una diagramación cómoda a la lectura, con la dirección gráfica de Pablo Rivas (Mambo).
Además de su primera tanda de libros, la editorial ha organizado y seguirá organizando un conjunto de distintos eventos como “El oficio de escribir”, charla en el Centro Cultural Recoleta, o lecturas en la librería Fedro, de San Telmo en las que participan destacados narradores del panorama nacional y que son abiertas al público. También formamos parte de las ferias del libro de Cipolleti, Florencio Varela y Mar del Plata. Para 2012 está prevista la aparición de cinco títulos, entre ellos Los apartados, de Juan Manuel Porta.
Conejos nace con la idea de crear un espacio de trabajo independiente, libre de las ataduras y expectativas del mercado. La independencia de la editorial busca abrir caminos donde puedan publicarse obras, que, por su novedad o por estar fuera del circuito comercial, no tienen espacio. El objetivo es unir fuerzas y recursos, descubrir nuevos autores, crear una red, para hacer posible este proyecto, donde la rentabilidad quede subordinada al placer de leer y de escribir.
editorialconejos@gmail.com / editorialconejos.blogspot.com
EL FIN DE LA NOCHE 
POR CAROLINA SBOROVSKY
Somos una mediana editorial independiente que integra el cuidado artesanal en el armado de cada título con tecnología de edición avanzada: impresión bajo demanda, distribución digital y libre acceso de lectura online (promovemos el derecho gratuito de leer). Nuestros libros jamás se extinguen ni salen de catálogo, y se distribuyen en todos los puntos de Argentina y del exterior en soporte digital y físico.
Recibimos material a través de la solapa Envío de Proyectos de nuestra página web. Pacientes para editar, esperamos reciprocidad para poder evaluar cada proyecto con calma.
¿Qué nos interesa? Más allá de su género, leemos con entusiasmo ese material en el que la lengua es un problema, o ése que nos emociona, o nos provoca, o el que pretende intervenir en los discursos y las prácticas, o nos hace preguntarnos si se trata de literatura, o que es efectivo en persuadirnos de que, quizás o en efecto, lo sea.
Más que preocuparnos por la categoría “género”, pensamos en cuál de nuestras colecciones cada texto podría incluirse. En Mapamundi vemos puentes, errancias, exilios. Volverse otro. Lugares de cruce o desencuentro literario. ¿Qué hay más allá de la prudencia del mapa? Para El Sueño De La Razón buscamos ficciones desbordadas, vocación por la desmesura, goce malsano. En los límites de lo real, el imaginario se regodea. Caligrama se caracteriza por retóricas irreverentes, artefactos para desarmar, arquitecturas poéticas resistentes al desgaste. Desear lo nuevo. ¿Cómo nombrar lo ya dicho? En Zona Áurea vemos pulidos textos de acabado perfecto, sólidas estructuras verbales, construcciones poéticas irreprochables. Cuando logra dar en el blanco, la palabra es un lujo. Y El Parque Escondido es nuestra colección para textos de iniciación, potentes voces nuevas, registros singulares, hallazgos y destellos.
info@elfindelanoche.com.ar / www. elfindelanoche.com.ar

miércoles, 21 de agosto de 2013

  • 02/12/11

Jorge Alvarez, el eslabón perdido

El sello editorial que llevaba su nombre fue pionero de la edición independiente: publicó a David Viñas, Rodolfo Walsh, Manuel Puig y Ricardo Piglia, entre otros. A los 79 años y luego de décadas en el exilio, Jorge Alvarez regresa ahora a la Argentina con ganas de relanzar su editorial y editar sus memorias.

Si consideramos que Buenos Aires también tuvo sus swinging sixties, sus hitos se cifran en la vanguardia pop del Instituto Di Tella, el nuevo periodismo de Primera Plana o Confirmado, la recepción del psicoanálisis, el nacimiento del rock nacional, la creciente radicalización política y la emergencia de la juventud como protagonista clave de la década. Pero a todo esto hay que añadirle el nombre de un editor que modernizó la edición contratando por adelantado libros que aún no habían sido escritos, publicando los primeros títulos de autores como Manuel Puig, Ricardo Piglia o Juan José Saer, afrontando juicios, condenas y censuras ante los tribunales morales del onganiato. Publicó cerca de trescientos títulos en una época en la cual la primera tirada era de 4.000 ejemplares y la segunda ya se encargaba a la siguiente semana de salido el libro. Jorge Alvarez fundió su nombre con el de una editorial de avanzada y fue, junto a Boris Spivacow, uno de los principales artífices del “boom del libro argentino” de aquella década. Su librería de la calle Talcahuano 485 fue el “salón literario” de los años 60, verdadero punto de encuentro de toda una generación de artistas, teóricos, músicos y escritores. Rodolfo Walsh seducía a Pirí Lugones, Oscar Masotta contrabandeaba referencias lacanianas y un joven llamado Ricardo Piglia acercaba con modestia algunas traducciones por encargo sin confesar que también escribía.
Pero para Jorge Alvarez los sesentas no fueron solamente una época de psicodelia y vértigo: “La década del 60 fue infame políticamente. Lo que pasa es que había una efervescencia cultural tan poderosa y tan maravillosa que nos olvidábamos de la política: Onganía, Illia, Lanusse, Krieger Vasena, que me mandó a la quiebra. Joder, ¡qué pálida! Fue una década políticamente nefasta”. No conforme con el suceso de su editorial, a fines de esa década Alvarez fundó Mandioca. Pionero en Sudamérica, fue el sello discográfico de las míticas bandas del rock nacional y por el que sonaron los primeros fraseos del rock en español. Pero el clima de violencia política y el golpe del 76 lo obligaron a dejar el país y trasladarse a España, frustrando uno de los proyectos más prolíficos de la industria cultural argentina, verdadero eslabón perdido de la edición independiente.
“Me tomé mi tiempo para regresar”. Jorge Alvarez deja de lado su café y se acerca a la grabadora para remarcar algunas frases. Con sus joviales 79 años, ataviado con una camisa leñadora, un suéter azul y un saco de gamuza, conserva la elegancia de un dandy y la mirada aún alerta, desafiante. Cuenta que la Argentina lo recibió bien, pero que todavía no le ahorra desencuentros: “Cuando llegué me enteré que David Viñas acababa de morir, cosa que me dio reverendamente en las pelotas. Yo quería encontrarme con él y contarle que tenía ganas de sacar la editorial de nuevo. Porque él había sido el que de algún modo me había hecho poner la editorial”. Ese encuentro habría permitido cerrar un círculo de 48 años.
Antes de que su nombre fuera sinónimo de buenos libros, Jorge Alvarez había sido un “petitero” egresado del Nacional Buenos Aires. Por influencia de su hermano mayor, estudiante de Filosofía, había pasado su juventud leyendo todo lo que caía en sus manos. La salida de la adolescencia lo sorprendió como encargado de la librería De Palma y asesor de esa misma editorial, especializada en Derecho y Ciencias Sociales. Así fue hasta que un cliente de la librería, un tal Viñas, le comentó que estaba escribiendo una biografía de Eva Perón, y Alvarez se entusiasmó con publicarla: “Cuando voy a verlo a De Palma con el proyecto, me manda a freír papas. ¡No quería meterse en política! Como me dijo que no, le contesté ‘Bueno, entonces yo me voy a ir y voy a poner mi editorial’. Y eso hice. Con tanta mala suerte que el ‘rápido’ de Sebreli se puso a hacer la biografía de Evita y la sacó antes. Viñas se agarró un berrinche y me dijo que nunca más iba a escribir la biografía de Evita, y así fue”. No obstante, y en compensación, Viñas le ofreció otro título para su flamante editorial: Literatura argentina y realidad política , que con el tiempo se convertiría en un clásico.
¿Recuerda el primer libro de su editorial? 
Mi primer libro fue Cabecita negra de Germán Rozenmacher, en 1963. Germán me acercó ese libro y a partir de ahí vinieron muchos otros, porque yo como editor ya tenía por entonces una mentalidad totalmente opuesta a lo que era la mentalidad del editor argentino. El editor argentino era o republicano, de la época de la Guerra Civil, como Losada por ejemplo, o argentino de las clases altas, como Emecé o Sudamericana. Pero todos parecían editores europeos. El editor europeo es un editor más clásico. Y yo era un editor más norteamericano. No “sacralizaba” al libro, como decía David. Yo vendía libros como podía vender también zapatillas o cualquier otra cosa. Porque no le daba el carácter sagrado que le daban los otros, que editaban un libro y parecía que editaban La Biblia. Para alguno de los viejos editores yo debía ser un loquito. Sí, yo era un loquito, pero la gente iba a las librerías y preguntaba cuál era el último libro que había sacado Jorge Alvarez. Y eso no pasaba con otras editoriales. La gente a las librerías iba y compraba un libro por el autor, por el tema, pero que fueran y preguntaran por el último libro de una editorial, eso sólo pasó con Jorge Alvarez.

Literatura pop
Parte de esa impronta desacralizadora puede rastrearse aún en las tapas de sus libros, que nunca se parecían entre sí, responsabilidad de los diseñadores Rubén Fontana y Ronald Shakespear. Así, la portada de la novela Nanina muestra a un joven Germán García multiplicado en colores invertidos, casi al mismo tiempo que Andy Warhol daba a conocer sus serigrafías de Marilyn en Nueva York. Así también la tipografía juguetona de Happenings , el libro en el que Oscar Masotta trataba de explicar qué significaba esa palabra que en aquellos años estaba en boca de todos, hasta el punto que las propias presentaciones de los libros de Jorge Alvarez parecían un evento de vanguardia: “Cuando yo hacía una presentación, hacía una fiesta y sentaba a Norma y Mimí Pons con Leopoldo Marechal –rememora Alvarez, y agrega– y no convidaba empanadas y vino. Gastaba mi buena cantidad de dinero. Si iba a editar un libro, hacía los preparativos seis meses antes.
¿Cómo era su relación con el periodismo cultural de la época? 
Muy buena. Jacobo Timerman y Tomás Eloy Martínez (director y jefe de redacción de Primera Plana) son de alguna manera responsables de mi éxito. Y eran responsables porque les gustaba lo que yo hacía. No teníamos una relación de dinero o algo por el estilo. Era la primera vez que se encontraban con alguien como ellos. Tomás Eloy venía a la editorial, miraba los libros que había, hablaba conmigo, eran periodistas que sabían lo que uno hacía. Es más, yo hice un éxito de un libro que me recomendó él.
Paradiso de José Lezama Lima. Tomás Eloy sabía que yo iba a La Habana al Festival de Casa de las Américas y entonces me dijo: “Che, buscalo a Lezama Lima, que es un escritor del carajo, medio olvidado” (porque no era fidelista). Y entonces lo busqué y le ofrecí publicarlo y fue todo un suceso.

Ese hombre
“Mi deuda con Jorge Alvarez alcanza en este momento a 2.250 dólares. Con eso he vivido desde octubre de 1967 hasta hoy, a razón de 150 dólares mensuales. El arreglo con él preveía una novela que podía estar lista de octubre a diciembre de 1968, y de la que apenas tengo escritas unas treinta páginas”. Eso escribe en su diario Rodolfo Walsh, en la entrada del 28 de enero de 1969. Unas líneas después confesaba no sentirse un estafador, porque le había entregado dos libros a su editor: Operación Masacre y ¿Quién mató a Rosendo? , que se sumaban a Los oficios terrestres , volumen de cuentos que ya Alvarez había publicado cuatro años antes. De aquella deuda, al editor no le duelen los dólares sino la novela inconclusa. Cuando se le pregunta qué autor hubiese querido publicar en los 60, dice sin dudar: Para mí el escritor más grande que hubo a partir de la década del 60 es Rodolfo Walsh. Lejos. Pero descubrió la política tarde. Y se equivocó. Walsh hubiera sido Borges. Hubiera sido la continuidad de Borges. Y la otra que hubiera sido una escritora superior era Pirí Lugones. Y a los dos los mataron. ¿Y qué te puedo decir? ¿A quién me hubiera gustado editar? A Rodolfo Walsh. Lo que pasa es que él era tan perfeccionista, que para hacer las ciento y pico de páginas que tenía Los oficios terrestres tardó 10 años. Ahora leé el libro y encontrale algo que no esté bien. Era una máquina de criticarse. Pero bueno, había descubierto la política y le gustaba más ser guerrillero que escritor. Eso le costó la vida. Y Pirí Lugones lo mismo.
Pero Pirí Lugones no había escrito… 
En este país las mujeres siempre han tenido su momento y su oportunidad. Pirí no había escrito nunca. Pero el día que escribiera las iba a pasar a todas. A Marta Lynch, a Silvina Bullrich, a Beatriz Guido. Beatriz era la mejor de todas, pero Pirí tenía una extracción de clase similar a la de todas. Todas eran clase media alta. Los padres, los abuelos. Y eso en este país marca. Terminás siendo culto. Y ellas eran cultas. Pero Pirí era un tanque.
De todas formas a partir de los años 70, si no antes, en la Argentina se da un proceso en el que aparecen escritores de clases medias bajas. Incluso “Nanina” de Germán García podría indicarse como un texto que está en los orígenes de una “literatura plebeya”.
Claro, es normal. Porque si vos te ponés en analista serio, y empezás por el PBI y ves lo que se llevaba la clase alta de PBI y lo que se terminó llevando a partir de Perón, descubrís que lo que le faltó fue PBI. Y la que se vio beneficiada de ese proceso fue la clase obrera.
¿O sea que fue Perón el que cambió la literatura entonces? 
Es verdad. Yo cuando fui a verlo a Perón lo primero que le dije fue, para que no hubiese ningún tipo de confusión: “Mire General, yo el 23 de septiembre estaba en la Plaza de Mayo gritando ‘Viva Cristo Rey’”. Mire si yo era pelotudo. Claro, se lo digo ahora en el 67, porque me he dado cuenta de que yo era un pelotudo. “Bueno, no se preocupe –me dice–, a todo el mundo le pasa lo mismo”.
Usted en algún momento dijo que le dio la mano y tenía la mano caliente. Y que todos los que han cambiado el curso de la historia han tenido las manos calientes.
Lo de la mano caliente es verdad. Fidel Castro tenía las manos calientes, Perón tenía las manos calientes, Sartre, Roland Barthes, García Márquez, Vargas Llosa, Torre Nilsson. Yo soy un venerable anciano, pero he vivido la cantidad de años suficientes como para establecer que los que cambian el curso de la historia no son iguales a mí. Yo he cambiado el curso de la “historietita”. Pero el curso de la historia grande si la cambiás es porque sos grande. Y Perón era grande, Fidel Castro era grande. Más allá de que te guste o no te guste, no tiene nada que ver. Que sea peronista, que sea fidelista eso no importa, la realidad es la realidad. Hoy estamos acá hablando de política y resulta que Perón parece que está tan vivo como siempre.
¿Todas esas que ha nombrado son personas a las que usted les ha dado la mano? 
Sí, porque yo lo único que podía hacer era eso; dar un detalle de algo que me había llamado la atención, como las manos calientes. Sucede que yo vivo de mi intuición. Mi talento siempre ha consistido en manejar bien el talento de los demás. Cuando X tiene un poco de talento, yo lo puedo proyectar un poco más de lo que lo proyectaría él. Me dedico a eso. Y por eso tengo mecanismos distintos. Los únicos datos que tengo son la piel y los ojos. Hay que saber tocar y saber ver. Nada más. Cuestión de poro.

Crónicas de la traducción
¿Cuál fue el secreto de Jorge Alvarez Editor para diferenciarse de las otras editoriales de su época? 
Arriesgarme, simplemente. La gente me decía: “Negro, lo que pasa es que el momento es muy malo”. Y entonces yo respondía: “Si yo tengo que apretar el acelerador cuando el momento es bueno, llego sexto con suerte. Si yo aprieto el acelerador cuando el momento es malo, yendo a 120 parece que voy a 300”. Y así pasé a ser puntero en una carrera donde todos me ganaban por escándalo, porque todos editaban a García Márquez, a Vargas Llosa. Seix Barral, que tenía buen olfato, sacaba a los buenos. No es que los míos fueran malos, pero él sacaba a los latinoamericanos y bueno, yo sacaba a los argentinos.
Ese valor para doblar la apuesta le permitió a Alvarez publicar otro clásico de la literatura argentina, cuando el entonces gerente de Sudamericana, Fernando Vidal Buzzi, se contactó con él para contarle que un obrero linotipista había encontrado “palabras obscenas” en una novela que ya estaban a punto de sacar. “Los editores estaban atemorizados porque a mí y a Leopoldo Torre Nilsson nos habían aplicado una condena de dos meses en suspenso por las Crónicas del sexo ” recuerda Alvarez. “Vidal Buzzi me llama y me dice ‘Mirá, me pasa esto ¿Vos conocés el libro?’ Yo conocía pedacitos, porque Manuel era amiguete. ‘¿Y te animás a editarlo?’ ‘¿Cómo no me voy a animar a editarlo?’ Lo leí entero y me gustó. Manuel era medio ‘cipayo’, como diría Jorge Abelardo Ramos, le gustaba todo lo que fuera del exterior. Entonces lo llamé y le dije: ‘Manuel, ponemos la cara por Argentina, se acabó Europa, se acabó todo’. Y Manuel que pensaba que se iba a perder el libro, me dijo que sí a todo”.
Manuel era Puig, y el libro, La traición de Rita Hayworth . Y aunque en su momento lo lamentara, en la mirada retrospectiva hoy no parece haber existido una editorial más propicia para su debut literario que Jorge Alvarez.

Memorias del futuro
¿Extrañó a la editorial cuando se fue? 
Nunca. Estuve muy ocupado. Los que tenemos que trabajar no extrañamos.
¿Es verdad que ya no conserva los libros ni los discos de aquel catálogo? 
Bueno, hay un archivo en mi cabeza. Lo que hice lo hice y se acabó. ¿Ahora estamos en el 1900 o en el 2011?
¿Pero se mantuvo informado al menos de lo que se editaba acá? 
No, no leí nada de Argentina, nada. La clausuré por razones de fuerza mayor. Porque no podés vivir en otro país y tener la pretensión de estar informado de lo que pasa en tu país. Es falso eso. Es una nostalgia mal entendida.
Jorge Alvarez dice que su regreso a Buenos Aires no tiene que ver con la nostalgia de lo perdido sino con los proyectos a futuro: editar sus memorias, volver a lanzar su editorial. “No sé si voy a volver a Madrid. Todo depende de si Buenos Aires me provoca diversión o no –confiesa–. Si no me puedo divertir, no me quedo. Tengo que encontrar que puedo hacer cosas. Editar libros, descubrir autores, músicos, ese tipo de cosas. Si lo puedo hacer, me quedo. Yo creo que hace falta un tipo como yo en esta década”.
¿Tiene el proyecto de sacar de nuevo la editorial? 
No, no está en proyecto. Es una aspiración, un deseo. Pero no sé quién en Argentina estará dispuesto a hacer una editorial en serio, porque yo si pongo una editorial no voy a hacerla como la hice la primera vez.
¿Mejor todavía? 
Sí, si la armara de nuevo sería para hacerla mejor.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE. Mario TASCÓN (Dir.). Escribir en
internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales. Fundéu BBVA.
Barcelona, Galaxia Gutembreg para la edición club, Círculo de lectores,
2012.

martes, 20 de agosto de 2013

Los 50 años de Rayuela.

Relacionado con lo que hoy hablamos en el práctico, con el libro Rayuela, su obra maestra... 


¡Amamos tanto a Julio! 

Por Amparo Osorio/ Tomado de “Con-fabulación”/ Bogotá.
 
Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, 
y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. 

Rayuela (1963) 



Discurrían los años sesenta, esa maravillosa y convulsionada década que marcó profundos e innegables derroteros de libertad, y que con su carga de rebeldía nos legaba los ideales de una transformación revolucionaria, postulado que nos conduciría también hacia diversas manifestaciones artísticas y vivenciales. 

Tal vez París era “otra” fiesta aludiendo a la célebre novela de Hemingway aparecida en 1964. Y ese mismo París, antecesor de múltiples literaturas, cuna y sepulcro de fundamentales movimientos en todas las esferas de la creación, y a su vez emblema y bastión de algunos jóvenes escritores latinoamericanos, sería una vez más redescubierto en la libertaria imaginación de Julio Cortázar, quien nos invitaba desde su pluma lúdica a recorrer una Rayuela sin fin (contranovela) —diría el propio autor—, en un raro tejido de complejidades donde el exilio y la diáspora que enlazaban al París de Oliveira y la Maga, “Del lado de allá”, y a Buenos Aires con Traveler y Talita “Del lado de acá”, nos iban heredando trágicamente el desarraigo espiritual de pertenecer a todo sin pertenecer finalmente a nada. 

Bajo su lectura tejíamos íntimamente Europa y el Sur. Su Sur, el nuestro. No importa que ya se dijera metafóricamente que los argentinos “era hijos de los barcos”. Cortázar simbolizaba Buenos Aires, y siguiendo su huella nos perdíamos en otras músicas, en otras literaturas, en otras latitudes que nos heredaban una nostalgia contenida, propiciatoria de nuestro gran eclecticismo y de la que comenzaron a hacer parte Borges y su misterioso Aleph, Gardel con su melancolía porteña, los hermanos Discépolo que secretamente ahondaban nuestras cavilaciones nocturnas; Mercedes Sosa con sus telúricas y conmovedoras canciones de protesta y Ástor Piazzola con su magistral bandoneón sinfónico. 

Latinoamérica era un fortín de juventudes ávidas de sueños y desde esa perspectiva queríamos que el mundo fuera una comuna. Woodstock se convirtió en ícono de muchos de estos anhelos y su antecesor Verano del Amor de 1967 nos entronizaba cada vez más con esa Rayuela leída a tironazos y a veces a trozos. Su compleja propuesta continuaba marcándonos con su simbología de cielo inalcanzable y se instalaba cada vez más entre nosotros como una de nuestras grandes utopías. 

Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto… 

Pero muchos lo dimos a su nombre y en pie de amor sobre la hierba, Cortázar y su ternura se nos fueron convirtiendo en uno de nuestros grandes amores platónicos, porque en sus páginas fuimos los héroes de su propia historia. Sintiéndonos la Maga parisina o la Talita sureña, tejimos el insomnio de las noches esperando el regreso de Oliveira o las notas que se desgajarían de la guitarra de Traveler. Lloramos la muerte de bebé Rocamadour y silenciosamente hicimos el duelo perdiéndonos en esa conjura de amor que propiciaba la novela, mientras Charlie Parker y Louis Armstrong algunas veces, discurrían en nuestra monologante penumbra, arrullando las emotivas lecturas entre blues y jazz. 

No importa que Oliveira hubiera sentenciado que después de la guerra la visión poética del mundo había concluido: Quedan poetas, nadie lo niega, pero no los lee nadie. Rayuela sin embargo, contraria a este pésimo pronóstico, nos continuaba dando los elementos necesarios para una búsqueda temeraria de nuestra propia voz, porque en ella se encontraban las atmósferas de imaginación y rebeldía, de deseo y amor, de cotidianidad y filosofía, de abandono y muerte, de viaje y exilio; en síntesis, de realidad real que contenían esas dialécticas imprescindibles de la palabra poética que perseguíamos. 

Bajo sus páginas, íntimamente fusionábamos literaturas y músicas, imágenes y ciudades en ese nuevo surrealismo que nos propiciaba el autor y que junto a otras novelas capitales de América Latina a la vanguardia, nos dejaban conmovedoras emociones que se fueron constituyendo con el paso del tiempo en gran parte de nuestro fervoroso acervo. 

Era el despuntar de aquellos “años maravillosos” como los llamarían luego algunos historiadores, pero era también nuestro despertar a una secreta educación sentimental con sus ansiosas puertas esperándonos. Era, en contrapunto con la nostalgia bonaerense, el descubrimiento de la Bohemia absoluta en el espíritu de la Chanson francesa, y así, a nuestra manera, bebiendo de los diversos cántaros, tejíamos nuestra propia rayuela barajando el ocho cortazariano que lúdicamente representábamos con las novelas del recién nacido Boom Latinoamericano (célebre a partir de 1963 con la aparición de la Ciudad y los perros), imaginando cuál de estas magistrales obras llegaría primero a la cuadrícula del cielo. 

Será fácil para muchos decir que la leyeron, afirmar que carecía de argumento, que eran dos novelas en una, que el eje central era el estado psicológico de cada uno de los personajes, escudarse en las palabras del mismo Cortázar quien la definió como: «La experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura», pero para centenares de hombres y mujeres de mi generación es innegable afirmar que nos legó su ternura, que bajo su égida fundamos, no el Club de la Serpiente, pero sí el de cazadores de crepúsculos, que en su magia circense recorrimos manicomios e infiernos, buscando esa quimera perdida que quizás ya aguardaba en nuestros bolsillos y que, definitivamente, por su culpa, nos volvimos Cronopios.



sábado, 10 de agosto de 2013

Sábado 7 de septiembre, agendado! 

Primera Feria de editores


Ediciones Godot organiza la primera Feria de editores
Sábado 7 de septiembre en Radio La Tribu, Lambaré 873
De 15 a 22 hs.

¿Te acordás cuando le preguntabas a tu librero amigo por un libro, te contaba la historia de su autor, te recomendaba libros similares y volvías a buscar otro libro solo para discutir un poco sobre lo que habías leído? Queremos recuperar un poco de esa historia. Por eso organizamos la Feria de editores, para poner en contacto al lector con los editores de los libros. Te esperamos el sábado 7 de septiembre a partir de las 15, en Radio La Tribu, Lambaré 873, Capital Federal. La entrada es gratuita y va a haber importantes descuentos en los títulos de todas las editoriales participantes. Las editoriales participantes de la Feria de editores son: Godot, Cactus, Tinta Limón, Marea, La Marca, Interzona, Madreselva, La Cebra, La Bestia Equilátera, Eterna Cadencia, Bajo la luna, Nulú Bonsai, Mansalva, Miluno y Mil Botellas.